En este último post antes de la última transmisión de RCTV comento mi producción favorita de todas: La Inolvidable.
Esta es mi primera razón: respeto. No siempre me he sentido respetada por la pantalla de mi televisor, pero con La Inolvidable mi"distracción" se elevó metros y metros para llevarme a viajar a una época pasada con una delicadeza y un romanticismo y un esmero técnico que se expresó, además del cuidado vestuario y puesta en escena, en el set construido en Fuerte Tiuna. El set del pueblo donde transcurría la trama, el set al cual un circo visitante agregaría la intriga y la emoción. Esta producción cumplió con su nombre y se hizo inolvidable.
En esta aventura épica a la cual viajé montada en un tren, descubrí varios talentos que luego se hicieron frecuentes en la pantalla: la talentosa joven actriz venezolana Daniela Alvarado, también Dad Dáger (Azucena), Juan Carlos Alarcón en su personaje de cineasta de los años 30 , además de otros artistas consagrados. Fue la última vez que yo en lo personal vi actuando a los veteranos Herminia Martínez y Eduardo Serrano.
Pero quien ha sido inolvidable para mi se llama Simón (Rafael Romero). Simón, El escapista. El que me transportó a mi infancia cuando leía historias de Houdini en algún libro de Reader Digest. Simón era intrépido, reflexivo, valiente, romántico y héroe. Su cabello alborotado como el de la portada del Principito y su indumentaria blanca, todo perdura en mi mente. A pesar del tiempo, aquel personaje misterioso, vestido de blanco y contrastando con los montarrales tropicales, ha sido inolvidable.